sábado, 1 de enero de 2011

BYE-BYE, BABY, BYE-BYE


Cuando el invierno bosteza, mi tristeza se viste con uniforme de cuadros y tus anteojos se llenan de nubes. La hiedra se suspende en el mármol, los amantes se despiden con un apretón de manos y en esta taza de té los posos dejan de formar pequeños montículos.

***

Llevo horas esperándote sentada en aquel banco del paseo de los tristes. Las hojas del periódico amarillean y escapan por capricho de Cecias. Este frío seco perpetúa tu líquida belleza. Me gustan tus ojos, tan lejanos, tan etéreos, los guardaría en mi joyero de nácar. Tu llanto es el espejo candente de mi minúsculo ser.

***

Vous ne vivrez jamais la douce décadence de l'innocence.


(Imagen: George Hoyningen-Huene)

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