jueves, 16 de diciembre de 2010

VACÍO DE ESTILO. PROSA HUECA


María se ha despertado tarde, llega tarde al trabajo, desayuna tarde, lava tarde sus dientes. Ahora mira a las palomas desde su oficina. Su jefe ni siquiera nota su distracción. Él hace números. Su empresa hace aguas. María sigue mirando las palomas hasta que suena el teléfono. No contesta. ¿Estará desubicada? El jefe le reprende por dejar escapar una llamada. "¡Serían unos clientes, María!" - le grita, enaltecido. Pobre ignorante. Mientras, María sigue soñando. Tras unos minutos, disimula un trabajo que consiste en abrir sobres, meter cartas, abrir sobres, sacar cartas. Pobre infeliz. María está preocupada pero nunca sabré porqué. Sólo soy el narrador, ni siquiera me conoce. Podría inventarme un papel y pasar a ser entonces "el chico del cuarto piso que pregunta a María cómo se siente". Sería un papel a mi altura.

(Imagen: Rosalind Solomon)

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