
He soñado esta noche contigo. En mis sueños, como en un trance, te he visto posando para mí. He dibujado tu rostro con una única línea continua. Las cuencas de tus ojos las he llenado con blanco de plomo. Resaltan el brillo de tu cernada mirada. Con un pincel he delimitado cada uno de tus cabellos. Parecía que los estuviera meciendo lentamente. No conseguía concentrarme. Quería retratar mi amor en el iceberg que culmina tu pequeña nariz. Estás tan quieta y tan pensativa, que solo pienso en comprender el color de tus secretos.
***
Me acecha, como una espumosa marea, el ciego temor a que se acerque el cruel momento de terminar tu retrato. Es un vértigo furibundo, que me despoja de mi talento y me hace enojar cuál niño enrabietado. Porque, desde hace días, quiero ser como Penélope y borrar las manchas de óleo que forman tu hermoso cuerpo. Sería tan sencillo pedirte que no crecieras, que nada perturbara la candidez de tu sonrisa, que ninguna sombra ensuciara tu inmaculada piel.
(Imagen: Man Ray)
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