jueves, 15 de julio de 2010

EL HUMO QUE DEJAS ENTRE MIS DEDOS


Vivo en una ciudad donde todo me recuerda a tí. Y es curioso, nunca hemos paseado juntos por sus calles. No pocas veces de camino a casa me descubro sonriendo sin motivo aparente; ciertos tipos despechados que se cruzan conmigo me dedican palabras de cortesía o simplemente invaden mi acera porque creerán que estos gestos espontáneos van dedicados a ellos. En un ademán de timidez miro al suelo y así, recogida, invento nuevas escenas contigo. Las más tristes me hacen llorar, también en medio de la calle. Y es curioso porque nada de lo que a diario veo, lo he compartido contigo.

Este sentimiento que me agarra fuerte el pecho es producto de mi imaginación. Ahora que te has despedido de mí, quisiera descargarte de toda esta responsabilidad. Mi madre siempre me dice que me entrego como una loca, que debo contener mis afectos y saber dosificarlos. Soy patética; lo sé; lo siento dentro.

Me pides que te olvide; que soy perjudical para tí. Disculpa. No te lo puedo prometer. Eso lo aprendí de tí. Procuraré dejar de escribir sobre tí. Y te posaré allá donde habite el olvido, en el fondo de un cajón donde guardo impresas todas tus cartas.

(Imagen: Henri Cartier-Bresson)

No hay comentarios:

Publicar un comentario