
Me retuerzo como una víbora segregando ácidos en mi estómago; entre efluvios y ásperos latigazos lamento no haber ido al Hospital. Para qué, he repetido durante estos días si, agresivo y malicioso, golpea nuestras consciencias con despectivas palabras: puta, hija de puta, te odio, eres un cabrón. Para qué, sigo pensando. Para aliviar del peso a mis maltratados padres, para tomar mi porción de cólera, para sucumbir a su juego de provocación.
Nos hallamos en un túnel sin salida: tras meses sin tomar su medicación, su cerebro responde a voces al caos interno. Mientras, pasa los días acostado, sin rehabilitación posible. Sin medicación, no hay posibilidad de avance y sin avance, a casa. No quiero imaginar la situación de unos padres indefensos, acobardados e inexpertos ante semejante panorama: una casa sin adaptar, un pueblo sin prevenir, falta de profesionales y lo más cruento: gritos, insultos, burlas, golpes de una persona fuera de sí.
Tú no eres mi madre.
Tú no eres mi hijo.
(Vanessa Beecroft, White Madonna with twins)
Nos hallamos en un túnel sin salida: tras meses sin tomar su medicación, su cerebro responde a voces al caos interno. Mientras, pasa los días acostado, sin rehabilitación posible. Sin medicación, no hay posibilidad de avance y sin avance, a casa. No quiero imaginar la situación de unos padres indefensos, acobardados e inexpertos ante semejante panorama: una casa sin adaptar, un pueblo sin prevenir, falta de profesionales y lo más cruento: gritos, insultos, burlas, golpes de una persona fuera de sí.
Tú no eres mi madre.
Tú no eres mi hijo.
(Vanessa Beecroft, White Madonna with twins)
No hay comentarios:
Publicar un comentario