viernes, 8 de abril de 2011

QUERIDO LORCA:


Espuma que silban al oído las viejas turbas
Y ahogan despacio en el silencio de una noche estrellada
La luna vigila celosa y apaga el farolillo que son sus plateados ojos
Viene cansado de soledad a mis brazos y lo acuno entre mantas coloradas

El perfume de azahar posado ya está en la tierra
Los caminos perdidos son heridas que se abren en las manos
Me acaricia los labios buscando un vergel de lirios
Siempre halló en mi piel ceniza el consuelo de la madre perdida

En la pena de mis días me ha visto moribunda y caduca
Porque fuimos agonía entre palmas ajenas
Piel morena frente a mares celestes
Pero nunca mis dedos hallarán su perfume

(Imagen: Lillian Bassman)

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