viernes, 17 de abril de 2015

TU PUPILA ATRAVESADA (Primera Parte)


«Cuando tú te alejas 
un solo instante, 
el tiempo y yo lloramos» 
Vicente Huidobro 

Para Él. 

 "En ningún lugar hay mundo más que dentro", dijo la segunda noche que nos vimos antes de apagar las luces. Parecía como si aquel hombre de mirada ligeramente huidiza hubiera perdido el tiempo leyendo páginas amarillentas de Rilke y sucedáneos. "Qué inoportuno", pensé mientras me daba la vuelta, intentando provocar su ternura tras unos largos minutos de delicioso delirio. 

Él se mantuvo erguido y desnudo, levemente apoyado en el umbral de la puerta esperando una frase de aprobación por mi parte o la insinuación de una sonrisa que le diera el aplomo necesario para dormir enredado en las sábanas de una desconocida. Apenas sabía nada de él pero he de reconocer que existía una cierta cotidianidad en sus movimientos que me hacían sentir a salvo. 

En la cama era robusto y decisivo, como un animal que no otorga compasión a su presa. Entró y salió de mí a compás de mi vientre, con la determinación de un hombre que desea hundir su cuerpo en lo más profundo de una mujer. Sus gestos no revelaban piedad ni decoro, solo un apego humano a la carne. Yo lo evitaba con miradas esquivas, implorando no deshacer ninguna postura certera e intentando asumir que alguien como él era real. 

(Image: Bruce Weber)

No hay comentarios:

Publicar un comentario