jueves, 11 de septiembre de 2014

NOSTALGIA


Sé fuerte y no te rindas, que nadie te vea llorar, sonríe como un turista idiota, así nunca te faltaría un techo firme y vestirás con sedas, tendrás cortinas y visillos donde pasar las tardes de tu convenida vida. Una vez cada tres meses, abre tus piernas. Piensa en el mar, cuanto es profundo y calmo. Suspira con clase, tendrás la atención de las rancias esposas y nunca levantes el meñique. Nadie notará el desaire. 

Mientras él busca tu destino, puedes aferrarte a los hijos. Proyecta en ellos tus rencores, diles cuánto eres infeliz, sulfura con bilis tus penas. No les protejas, que aprendan a odiar a quien te lamió la pasión hasta que le supo a hiel. Pero besa, ay besa, a quien ha tatuado tu nombre en su piel. Quien te espera en una habitación sin muebles donde gimes tus desgracias y lloras el orgasmo de tu infelidad. 

(Foto: Hiroshi Sugimoto)

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