domingo, 8 de mayo de 2011

LA VOZ SILENTE DE LOS PÉTALOS





Soy carne fresca a punto de mancillar.
Una llaga perentoria hace hervir mis heridas.
En la posada del guerrero doy germen frío al convicto.
Nadie osa lamentar mi dolor entre flores amarillas.
Me buscan en los dormidos lechos del deseo.
Como Aurora, me despierto volcánica.
Apago la sed de amenaza suspendida en el péndulo de Efesto.
Llamo ruín al masacrado en la hoguera.
Grito despojo al rendido de ardor en batalla.
Soy carne fresca a punto de mancillar.
Camino oculta por los matorrales de jaras y arcilla.
Quiero desafiar a dioses apagados y huraños.
¡Ay, de mi tortura!
¡Ay, de mi lamento!
Soledad invicta en atardeceres brunos.
Sueños de lagartos hambrientos.
Cadaver vespertino, obtusa su hiel.


(Imagen: Josef Sudek)

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