Te escribo esta carta, Amor mío, como un preludio a la huida. Flâneur imperturbable de mis horas de sueño, eres al tiempo estatua de marfil e ídolo de barro. Entre fábulas y ritos has sorteado el pretil de mis momentos de angustia. Pronto te irás. Conmigo tocaste fondo, cayendo tan bajo cual rey que se deja embaucar por una cortesana.
La escritura es la antífrasis del pensamiento. Con frecuencia, trastorna mis sentimientos y revoca el misterio de tus actos. Sin embargo, tú te has hecho un violento soldado de lo impune. Ruedas con el vértigo de mi delirio y cuando ríes abres una grieta de gracia entre las fauces de mi estómago. Durante unos instantes respiro aliviada: "me ama, se ama."
***
La escritura es la antífrasis del pensamiento. Con frecuencia, trastorna mis sentimientos y revoca el misterio de tus actos. Sin embargo, tú te has hecho un violento soldado de lo impune. Ruedas con el vértigo de mi delirio y cuando ríes abres una grieta de gracia entre las fauces de mi estómago. Durante unos instantes respiro aliviada: "me ama, se ama."
***
Contigo no tengo miedo a la música. ¿Bailamos?
(Imagen: Doris Ulmann)
(Imagen: Doris Ulmann)
No hay comentarios:
Publicar un comentario