miércoles, 12 de mayo de 2010

DE LA TERNURA


Encuentro este ardor mitigado entre las palmas de tu mano.
Tú consuelas mi aflicción hacia tí con suaves brisas de amistad.
Te muestras puro, indefenso como un colibrí.
Sabes qué decir para calmarme.
Yo te provoco por última vez.
Una vez más, te honra tu recato.
Avergonzada ante aquel estímulo sombrío, despierto mi mente a nobles poemas.
Quisiera soñarte como amante pero ahora eres mi amigo.
Mi gata maúlla los últimos calores del celo.


(Imagen: Wanda Wulz)


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